Capitulo 33: uno de los dos tiene que morir

X: ¿Qué paso aquí?
Jeny: pues yo…eh Yo… ah (estaba completamente nerviosa, no sabía que decir)
X: ¿se encuentra bien señora?
X1: si muchas gracias
X: ¿Cuál es su nombre?
X1: mi nombre es Dánica
X: mucho gusto, mi nombre es Louis, Dueño de todas estas tierras y Dueño del poder de la luna, Hechicero en Jefe de nuestro Clan. ¿Puede decirme que fue lo que pasó?
By Jeny:
Luego de que dijo eso no me pude concentrar en otra cosa que no fueran sus ojos, era él, era mi padre, estaba hay parado frente a mí y yo como una idiota no podía decir una sola palabra ¿Qué me pasa? Tengo ganas de llorar y salir corriendo, pero a la vez quería abrazarlo
Louis: Hechiceros quédense con Dánica a arreglar su casa y el resto se viene conmigo y traen a esta niña conmigo. Algo me dice que tuvo que ver con todo esto
Jeny: (Aterrice) –pero si yo no hice nada
Louis: he dicho
Era una voz firme y quien le dijera lo contrario, cuando hablaba parecía muy seguro de lo que decía pero ahora ¿Qué iba a hacer? Voy a ir presa por mi propio padre, le susurre a Areli que fuera por ayuda.
Louis se puso frente a todos los hechiceros, de manera firme y sacó ¿Una Varita? Moviéndola y diciendo algunas palabras dibujo une neblina sobre los hechiceros que iban a ir con nosotros, luego el entro y en pocos segundos ya nos encontrábamos en el castillo
Louis: enciérrenla 
me llevan encadenadas de las muñecas y yo un poco extrañada luego se aparece una mujer alta de piel blanca y delicada
Azucena: ¿Dónde estabas?
Louis: lo siento, tuve un inconveniente con un incendio
Azucena: ¿Incendio? Y ¿todo está bien?
Louis: (quitándose la capa) –oh si todo está bien (la coloca en una de las sillas del gran comedor) –mejor vallamos a dormir
Tomándola de la cintura, ambos se van a su recamara a terminar de pasar la noche, mientras conmigo, me dejaron en una celda, que asco, que porquería ¡Jamás! En mi vida había estado en algo así, creo que le ganó al autobús y a la casa de Edward “Juntos” había un taburete de madera un retrete que parece que de mil años ¡Asco! (tapándome la nariz) –parece que no lo limpian hace mil años, en fin, también había una cama de piedra sujeta por cadenas a la pared

me recosté ahí porque estaba un poco cansada, ya no aguantaba más y sin darme cuenta me quede dormida. Al día siguiente vi en el taburete una charola oxidada con una manzana y lo que parecía ser arroz, pero que mal cocinado… no quise comer y de nuevo atada de las muñecas me llevaron delante la presencia de Louis, pero esta vez se encontraba Azucena a su derecha.
 aun no me veían la cara, puesto que tenía todo mi cabello hacía delante, estaba todo regado y despeinado, muy feo y descuidado
Louis: ahora sí, ¿Por qué hiciste eso?
Jeny: Ya les dije que yo no fui
Louis: la señora Dánica no vio quien lo hizo, porque estaba amamantando a su bebe cuando tú apareciste y prendiste fuego
Jeny: ¡Que yo no fui!
Levante mi cara y mi cabello se quitó dejando al descubierto mi identidad, mis ojos se colocaron de color grises y mire fijamente a los ojos a Louis.
Azucena estaba un poco impactada
Azucena: por favor Louis ¡Déjala ir! (Agarrada fuertemente de la silla)  -¡Libérenla de inmediato!
Los hechiceros Guardias se miraron unos a otros y luego miraron a Louis y el sorprendido asintio con la cabeza
Louis: ¡Retírense!
Ellos obedecieron y yo me seguía sobando las muñecas de las cadenas, estaba sentada como animal en medio del salón tratando de quitarme el dolor de esas estúpidas cadenas, cuando de pronto siento que brazos cálidos me rodean
Azucena me dio la mano y me ayudo a levantar
Jeny: ¡Gracias!
Louis: por las mil lunas  (aparece delante de mí y me toma fuertemente del brazo) – ¿qué estás haciendo aquí? Se supone que yo te deje bien lejos para que no volvierasJeny: señor me está lastimando (con lágrimas en mis ojos)
Azucena: Edward, luego te explicara… Ahora déjala no vez que le estás haciendo daño
Él me suelta arrojándome al suelo…
Louis: tienes que irte
Azucena: Y el poder de la luna
Louis: sí ella está allá, Jörg no puede hacer nada
Azucena: ¿viviremos así siempre?
Louis: ¿no entiendes que no arriesgare su vida? (señalándome) –Tú muy bien sabes que uno de los dos tiene que morir y no dejare que sea ella